Las adicciones son un problema de salud caracterizado por una conducta determinada donde una persona mantiene una relación compulsiva, excesiva y de
dependencia con un objeto, persona o situación. En este complejo proceso intervienen múltiples factores tanto a nivel de los determinantes que lo ocasiona como en las consecuencias que produce, a corto o largo plazo.
Podemos clasificar a las adicciones en dos grandes grupos: adicciones donde median sustancias psicoactivas y adicciones sin sustancias que remiten a conductas o comportamientos que se tornan adictivos. Ambos grupos de adicciones pueden producir repercusiones a nivel físico, psicológico, familiar, laboral, legal. En pocas palabras: toda la vida de la persona adicta se verá afectada, ya que sus actividades, intereses y prioridades se organizaran en función del objeto concreto de su adicción.
En primer lugar, vamos a hablar de la persona adicta, la cual se verá afectada en los diferentes niveles de su vida y esto variará en cada persona, según sus características particulares, la frecuencia e intensidad de la conducta adictiva y la presencia o ausencia de redes de contención. En términos generales, las repercusiones que pueden ocasionar oscilaran entre consecuencias a corto y a largo plazo.
Dentro de las posibles consecuencias psicológicas de la adicción a sustancias, a corto plazo, y en algunos casos en cuestión de minutos, podemos identificar la disminución de la coordinación psicomotriz, la atención y la memoria, la confusión espacio- temporal, la alteración de la percepción. Incluyendo a las adicciones sin sustancias, también podemos mencionar como consecuencias, a corto y largo plazo: angustia, dependencia, ansiedad, nerviosismo, pánico, culpa, vergüenza, baja autoestima, sentimiento de autoinsuficiencia, aislamiento, estrés, impulsividad, irritabilidad, inestabilidad emocional.
Estos aspectos psicológicos suelen tener un correlato biológico, como consecuencia de los conflictos que la persona adicta está atravesando.
Esto implica que no necesariamente hablamos de consecuencias físicas en vinculación con la ingesta de sustancias psicoactivas. Por ejemplo, el estrés, la ansiedad y la culpa que pueden ocasionar la ludopatía, es decir el juego patológico y compulsivo, traerán aparejados efectos en el cuerpo, como insomnio, trastornos de la alimentación, sedentarismo, dolores musculares, problemas gastrointestinales, cardiovasculares.
Por otro lado, en el caso de las adicciones por consumo de sustancias psicoactivas, el cuerpo se ve alterado, ya que estas drogas alteran el funcionamiento del sistema
nerviosa central y de los diferentes órganos. Ulceras, pancreatitis, cánceres, son algunas de las manifestaciones somáticas de la adicción a largo plazo. A muy corto
plazo, los efectos variaran según la situación previa en la que se encuentra la persona consumidora, el contexto, la sustancia, la dosis y el modo de administración: aumento o disminución de la frecuencia cardiorrespiratoria, aumento o disminución de la temperatura corporal, taquicardia, temblores, sudoración.
El área socio-familiar, también se verá afectado: Conflictos familiares caracterizados por reproches y discusiones con respecto a la conducta adictiva, desconfianza, enojos, preocupación, miedo, vergüenza, aislamiento, dificultades a la hora de iniciar y sostener lazos afectivos, problemas en el área educativo-laboral (inasistencias, déficit de atención y concentración, deserciones, desempleo).
En definitiva, salud física y mental, vínculos socio-familiares y proyectos educativos y laborales, se verán significativamente afectados por una adicción.
Melina Gancedo